LA MAFIA DEL ABORTO

LA MAFIA DEL ABORTO

LA MAFIA DEL ABORTO

Cuando murió Totò Riina  (jefe de Cosa Nostra), un párroco boloñés, el padre Francesco Pieri, se preguntó en las redes sociales quién tenía más inocentes en la conciencia entre Emma Bonino (lider radical proaborto) y Totò Riina. Se desató una gran reacción de indignación, sin pensar que otro “sacerdote”, el Papa Francisco, había dicho y repite muchas veces que el aborto es como la mafia, pero nadie comentó esta afirmación. Parecía una declaración extemporánea tal vez una provocación intelectual, pero en realidad escondía una gran verdad.

Mafia es un término ampliado, ahora estamos hablando de mafias. Se ha investigado mucho sobre este tema y se sigue investigando y analizando los diversos aspectos de este fenómeno. Lo que nos interesa es identificar qué es lo más importante para la mafia, cuál es la esencia de esta religión del submundo: descubriremos que es el poder de tener a las personas a sus órdenes y el poder de decidir sobre la vida o la muerte de una persona.

“Más apropiado para definir la esencia de esta religión, es quizás calificarla como un culto al poder y al prestigio que de él se deriva. En el universo mafioso, el poder es más importante que la riqueza económica o cualquier otra cosa: “U cummannari è megghiu ‘ru futtiri”, dice un dicho siciliano, “el placer de mandar supera al sexual”.

La fundamentalidad del honor en la estructura de la acción mafiosa hace que el puro y simple motivo económico -entendido tanto en los términos de la vulgar sed de lucro como en los de la religión de la acumulación- no pueda erigirse en el supremo de las relaciones y posiciones sociales.

Incluso ahora que “el acercamiento al emprendimiento ha significado la asunción de la cultura moderna del éxito… es la

búsqueda de poder y no la sed de ganancias lo que en definitiva caracteriza al empresario mafioso”.

Esta es una de las notas que más claramente distinguen la mentalidad del mafioso de la del delincuente común. Hablando de Michele Navarra, jefe de la mafia Corleone antes de que, en los años setenta del siglo pasado, tomara su lugar Luciano Liggio, haciéndolo matar en una emboscada, la Comisión Antimafia observa:

“La escasa consistencia patrimonial muestra cómo Navarra siempre ha apostado por el poder más que por el dinero como tal…”

De su hermano, jefe de la mafia de Catania, que todos los días recibía gente que acudía a pedirle favores de todo tipo, el arrepentido Calderone recuerda con orgullo que “nunca cobró una lira por estas actividades suyas… Nadie se suponía hablar de dinero en su presencia, cuando vino a pedirle un favor. Pippo hubiera echado a patadas a quien hiciera eso”.

La religión del jefe de la mafia implica un riguroso ascetismo. Para escapar a la captura, pero sin renunciar al control de su territorio, y excluyendo por tanto la hipótesis de huir al extranjero (donde podría vivir como un nabab con las inmensas fortunas ilícitamente acumuladas), vive a menudo, como en el caso de Bernard Provenzano, en condiciones extremadamente precarias: Le basta saber que la vida de otros hombres está en sus manos y que dispone de ellas a su antojo. Leonluca Bagarella dijo más de una vez a uno de sus asistentes, quien luego se arrepintió: “Mañana por la mañana tengo la posibilidad de decidir si una persona tendrá o no que ver el sol…¿Entiendes que soy semejante a Dios?”. (Su Excelencia Mons. Vincenzo Bertolone, La sabiduría de sonreír, El martirio de Don Giuseppe Puglisi, Ed. Paoline, 2012).

Así que en el centro del pensamiento del capo de la mafia está el delirio de omnipotencia del ego individual que se convierte en ídolo.

El mismo mecanismo de la mafia se encuentra en el aborto.

Aborto es una palabra que se sigue utilizando con el objetivo incluso de que se reconozca como un derecho fundamental de las mujeres. Ay! si de hablar se trata en muchos países del mundo en contra de una ley aprobada por el estado que legalizó el aborto. Siempre se reitera que no se afectan los derechos adquiridos de la mujer, está en juego su libertad. El punto fundamental de la cuestión del aborto es el poder de decisión de la madre, su autodeterminación para decidir sobre la vida y la muerte de otra persona, es decir, del niño por nacer que está gestando.

Hemos visto que la cuestión económica en la mafia es secundaria, siempre entra en juego como un interés egoísta de prevaricación sobre el otro. En el aborto, el interés económico también está presente tanto en el médico como en la organización de las clínicas abortivas como fuente de ingresos con una gran rotación de intereses. Solo en los EE. UU. ronda los mil millones de dólares al año. Para la mujer se presenta como dificultad económica y temor por su presente y futuro. Desde un punto de vista espiritual, incluso en el aborto la cuestión económica es secundaria.

El elemento común fundamental de la mafia y el aborto es el relativismo que es la levadura madre de estas mentalidades. Básicamente es sacar a Dios con su ley natural y divina del centro de la vida y poner en su lugar al ego, el nuevo dios con su poder de decidir el bien y el mal. Todo esto lo hacen también concretamente los creyentes que incluso comulgan creyéndose insertos en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. En el centro está el poder egocéntrico de la persona, el ego que se convierte en ídolo.

El accionar mafioso se instrumenta a través de su organización práctica donde existen jefes de diversos rangos que son los instigadores y existen los ejecutores materiales de las acciones delictivas, estos son los sicarios que realizan materialmente intimidaciones y asesinatos.

Incluso en el aborto tenemos “jefes” de varios rangos: políticos, intelectuales, los mismos padres que son en la práctica los instigadores de los horribles crímenes del aborto, y sicarios: los médicos o los “expertos” que realmente cumplen las órdenes.

Entonces el aborto es un homicidio, realizado por un mandatario que da órdenes a un sicario.

El Papa Francisco lo ha reiterado varias veces en su visión práctica e iluminadora al decir que “El aborto no es un “mal menor”. Es un crimen… Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto.” (Papa Francisco durante una conferencia de prensa el 18 de febrero de 2016, en el vuelo de regreso de México).

“Hago esta pregunta: ¿es justo borrar una vida humana para resolver un problema, cualquier problema? No, eso no está bien. ¿Es correcto contratar a un sicario para resolver un problema? ¿Uno que mata la vida humana? Este es el problema del aborto. Científica y humanamente. (Así responde el Papa Francisco sobre el tema del aborto durante una larga entrevista exclusiva concedida a Tg5 el 10 de enero de 2021).

La Iglesia Católica enseña que la vida comienza en el momento de la concepción, por eso el Papa pregunta retóricamente: ¿es legítimo, es correcto eliminar una vida humana para solucionar un problema? Esta es la realidad de los hechos, de lo que sucede todos los días.

Dejamos la realidad de la conciencia, la que está escondida a nuestros ojos, para ser juzgada por Dios que conoce las profundidades del corazón humano y que sólo Él puede juzgar. Sólo Dios sabe cómo es la conciencia de cada uno de nosotros, si está correctamente formada o quebrada , confundida por tantas manipulaciones y condicionamientos. Sólo nos queda la purificación de nuestra conciencia, la oración y unirnos a Dios para invocar su misericordia sobre todos.

Lo que estamos viviendo es un genocidio de niños no nacidos que son mártires porque son asesinados por odio a la fe. Quien mata, como instigador o como sicario, tiene un dios que no es el amor, sino el egoísmo, un dios príncipe de las tinieblas relativista que no soporta la luz y la vida que vienen al mundo para expulsarlo de su poder diabólico. El testimonio de los mártires no nacidos con la ofrenda de su vida asciende a Dios, sin palabras, en un silencio ensordecedor.

El padre Giuseppe Puglisi y la jueza Rosario Livatino vieron reconocido su martirio, asesinados por la mafia en odio a la fe. Esto tras un largo proceso canónico con la superación de diversas dificultades, basta pensar que los autores y perpetradores del crimen fueron cristianos… Estos nuevos beatos han abierto otra nueva ventana en la comprensión de la Iglesia sobre el odium fidei. No estaban particularmente y abiertamente comprometidos contra la mafia, pero ejercían su labor uno en el ámbito sacerdotal y el otro como juez, cumpliendo diariamente con su deber hasta el final. Incluso los niños no nacidos asesinados por aborto podemos decir que cumplen su más alta misión de vida en su momento presente, creciendo en el vientre en silencio y en la clandestinidad en plena inocencia y pureza de espíritu.

Dejan que la gracia actúe plenamente, sin poner límite a su acción. Sabemos que la gracia actúa para realizar en nosotros la filiación divina a través de los sacramentos pero también fuera de ellos, para hacernos hijos en el Hijo. En la naturaleza humana de su persona, con su alma consciente ya que toda alma no tiene edad se forma desde el principio en la Luz divina, no crece ni decrece, sino que es eterna como afirma San Agustín y la enseñanza autorizada del Magisterio de la iglesia. Con su cuerpo, con su libertad que ya tienen en sí mismos en la naturaleza humana, aceptan ser mártires insertos en el plan misterioso y misericordioso del Padre que los une al sacrificio del Hijo, el Inocente y el Puro.

La Comisión Teológica Internacional ya se ha expresado así:

“Algunos de los niños que sufren y mueren son víctimas de la violencia. En su caso, teniendo como referencia el ejemplo de los Santos Inocentes, podemos reconocer una analogía con el Bautismo de sangre que trae salvación. Aunque sin saberlo, los Santos Inocentes han sufrido y muerto por Cristo; sus verdugos fueron movidos por el intento de matar al Niño Jesús. Así como los que quitaron la vida a los Santos Inocentes estaban motivados por el miedo y el egoísmo, las vidas de los niños de hoy, especialmente los que aún están en el útero, a menudo están en peligro por el miedo y el egoísmo de los demás.

En este sentido se encuentran en una condición de solidaridad con los Santos Inocentes. No sólo eso, también están en una situación de solidaridad con Cristo que dijo: “De cierto os digo que cada vez que hicisteis estas cosas a uno de estos hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Es vital que la Iglesia proclame la esperanza y la generosidad que son intrínsecas al Evangelio y esenciales para la conservación de la vida”. (Comisión Teológica Internacional, “La esperanza de salvación para los niños que mueren sin el bautismo”, 2007).

En estos días se habla mucho en todos los medios sobre la captura del capo de la Cosa Nostra Matteo Messina Denaro quien lleva casi 30 años prófugo y parece inexplicable que viviera en su propio país. Es difícil entender el silencio y la cobertura que pudo haber tenido un personaje así. Si pensamos en los muchos capos del aborto hoy, no hay nada nuevo bajo el sol.

Son personajes muy conocidos que conviven entre nosotros, de hecho siempre en el centro de atención de los medios de comunicación y promueven campañas y leyes para difundir el abominable delito del aborto. En la práctica, son mafiosos mucho peores y más peligrosos que los jefes de la Cosa Nostra, basta pensar en Joe Biden, el padrino de la mafia americana del aborto…

 Como vivimos en una sociedad relativista, estos personajes son automáticamente encubiertos y la gente dice de ellos lo que la mayoría de los aldeanos de Matteo Messina Denaro decían de él, es decir, que era una persona respetable y que hacía “bien”.Lamentablemente esta es la realidad en la que vivimos!

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